viernes, 1 de marzo de 2019

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La palabra exacta no es profetismo, pero ésta ya no se hace por mandatos divinos o a través de ángeles que vienen a confundir la labor de los antiguos profetas y tergiversar un mensaje que debe ser transmitido a la humanidad entera (si tiene la capacidad de buscar, leer y entender). 

No los llamemos profetas, sino antenas, canalizadores o médiums. Apenas son portadores del mensaje. Mensajes que serán fuertes, claros y directos, sin engolosinamientos o metáforas incomprensibles, que se tergiversan con el paso del tiempo y las interpretaciones subjetivas. Las cosas como son, aunque no tan fácil de transmitir: las ideas que reciben las antenas es a través de la telepatía, con la entidad de quien reciben el mensaje. Lo problemático está en la traducción literal del mensaje, dependerá mucho del antena, que luego lo transmitirá: del mundo de las ideas, que es un lenguaje compuesto de ideas que se recaban en la glándula pineal del contacto telepático con la entidad superior, al mundo del logos o la realidad del lenguaje escrito y hablado, muy limitado por cierto.   

Surge entonces el "dilema del profeta" que lo planteamos a través de las siguientes preguntas: ¿hasta qué punto puede una persona analfabeta, estar preparada para transmitir un mensaje escrito, el cual no podrá leerlo cuando salga de su trance o contacto? 

¿Hasta qué punto puede un profeta transmitir un mensaje limpio de elementos y símbolos religiosos, que se acaten a la realidad inmediata de su tiempo y contexto geográfico en que debe ser transmitida? 

¿Hasta qué punto agrega un profeta mucho de su bagaje o cosecha propia, cuando el mensaje es incompleto o incomprensible y se genera la tergiversación del mensaje original, escribiendo así otra cosa, otro mensaje, 'firmado' por la entidad contactada?

¿Hasta qué punto puede un profeta ateo hablar y narrar un mensaje con símbolos de paz y amor, o viceversa, un profeta contagiado de mucha religión lava-cerebros y transmitir mensajes de odio, exclusión, instar a la guerra disfrazada de santa o emprender una cruzada, la sedición y otros elementos similares? 

¿Hasta qué punto podremos confiar en un profeta, si en verdad no ha recibido mensaje alguno y haya generado uno propio, para resolver una cuestión terrenal del momento y hacerlo pasar como la nueva revelación? 

¿Hasta qué punto se le puede creer a un profeta si en verdad lo que dice, ya lo haya leído de otra fuente anterior y lo hace pasar como suyo, pero transmitido por la entidad a la cual ha contactado?

¿Hasta qué punto un profeta indica pautas de odio y xenofobia para todos aquellos que no son parte de su legión ni aceptan su 'palabra', y busca hacer proselitismo de más fieles o captar más adeptos?

¿Hasta qué punto se puede diferenciar a un profeta de un esquizofrénico, siendo éste último un fenómeno estudiado con asiduidad en el campo de la psiquiatría, sindicando las dolencias de su cerebro, para declararlo enfermo y que requiere tratamiento urgente?

Las diferencias, con respecto de las antenas son abismales. 

Nunca hay una antena sola. Viene por pares. El mensaje que recibe una antena, también lo recibe otra, en el mismo lugar de reunión o en otro punto geográfico distante. 

Los mensajes, transmitidos en forma de ideas y por la vía de la telepatía, pueden ser presenciados (en silencio para no interrumpir) por otros testigos e incluso alcanzarle preguntas en el momento, para que responda la entidad (mayoritariamente alienígena, aunque también maestros ascendidos y avatares).  

Los antenas manifiestan un ligero temblor en la mano mientras redactan el texto. No siempre son imágenes, sino también un dictado pausado. Hay feedback o retroalimentación, es decir, un diálogo. 

El mensaje recibido por un antena, puede ser confrontado con otro mensaje recibido, por otra antena, o incluso más, que estuvieran concentrados y recibiendo el mismo. Por eso es importante la conexión con el internet: a través de los correos electrónicos se permite hacer una base de datos y confrontar un mensaje con otro. 

Un comunicado, mensaje o canalización no redunda en detalles impracticos: responde lo puntual, si es que se realiza una ronda de preguntas. Indica las pautas a realizar, si es que se avisa de alguna próxima actividad o un trabajo de luz o meditación en favor de una causa. 

A través de los comunicados, se recoge nueva información que hace quedar obsoleto lo ya publicado en libros, papers y enciclopedias. Incluso pone en duda, revisión y desacuerdo los viejos paradigmas que venimos arrastrando de años atrás, contra lo nuevo que se revela, que tomará su tiempo para asimilarlo. 

Los mensajes son para tomar y dejar. No forman parte de un corpus el cual debe ser reverenciado, considerarlo palabra sagrada o hacerlo parte de un ritual sectario. A quienes les llame la atención, podrán compartirlo o leerlo, pero sin incordiar o incomodar a nadie. El proceso de entendimiento y evolución lo hace cada uno desde su interior.

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